"Y, sobre todo, leíamos, leíamos todo lo que nos caía en las manos. Sacábamos libros de todas las bibliotecas públicas y, unos a otros, nos dejábamos prestados los hallazgos que conseguíamos encontrar. Pero la mejor academia, el lugar donde mejor se informaba uno de todas las novedades, era el café".
«El mundo de ayer. Memorias de un europeo». Stefan Zweig.
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sábado, 28 de diciembre de 2013

BALANCE 2013

Dostoyevski
Poco queda ya de este año 2013, así que vamos allá con el balance final, en cuanto a libros leídos.
Como es habitual en mi, los temas de lectura han sido variados; me gusta variar constantemente. Treinta y nueve de los cuarenta que he leído me han gustado; el que me ha fallado -o yo le he fallado a él, que todo es posible- es Melmoth el errabundo, de Charles Robert Maturin. No lo considero malo, pero se me hizo pesado; lo abandoné a la mitad o algo más. Todos los demás, ya digo, bien o muy bien. El hecho más significativo del año, ha sido el haber empezado a leer a Dostoyevski y Stefan Zweig; continuaré con ellos este próximo año. Más cosas: la sorpresa del año ha sido El Fuerte, de Bernard Cornwell; muy bueno, no me lo esperaba (reseñado en este blog). Un libro que ha pasado muy desapercibido. He seguido fiel a la colección Frontera, de la editorial Valdemar, que este año a publicado tres estupendos libros, que confirman el buen hacer de esta editorial, y que gracias a ello, sus seguidores estamos disfrutando de buenas historias del Oeste Americano, y aprendiendo muchas cosas sobre esa mítica época. Paso ahora a enumerar en orden cronológico de lectura, los que en mi opinión, son los más destacables:

-Un tronar de tambores, de James Warner Bellah
Un parte de mi biblioteca
-El Monje, de Matthew G. Lewis
-Tragedias, de Esquilo
-Novela de ajedrez, de Stefan Zweig
-Noches blancas, de Dostoyevski
-La lluvia amarilla, de Julio Llamazares
-El Fuerte, de Bernard Cornwell
-Centauros del desierto, de Alan Le May
-Los nueve libros de la historia (I y II), de Herodoto
-La batalla de Salamina, de Barry Strauss
-El jugador, de Dostoyevski
-América, de Franz Kafka
-Los ojos del sobremundo, de Jack Vance
-El árbol del ahorcado, de Dorothy M. Johnson
-El mundo de ayer. Memorias de un europeo, de Stefan Zweig

Y sin nada más que decir por ahora, les deseo a todos un feliz año 2014, lleno de cosas agradables y buenas lecturas.

sábado, 21 de diciembre de 2013

PERSONALES E INTRANSFERIBLES

Una parte de mi biblioteca
Además de los recuerdos que permanecen de la lectura del texto de un libro, de la historia que nos ha contado su autor, están los recuerdos paralelos que forman parte de la vida del lector, conectados con el libro mismo. Es algo que siempre me ha parecido fascinante. De unos, recuerdo donde los leí, o me viene a la memoria sitios muy concretos, en los que tuvo lugar parte de su lectura; de otros recuerdo lo que pasaba en mi vida cuando los estaba leyendo; otros me recuerdan a personas; de otros recuerdo donde los compré; otros están asociados a anécdotas. Infinidad de recuerdos que varían de un libro a otro. Rara vez me coinciden varios recuerdos distintos en un solo libro, curiosamente. Dos lectores pueden poseer el mismo libro, pero sus recuerdos seguro que son diferentes. En este preciso instante, poso mi mirada en mi biblioteca reflexionando en todo esto, y me fijo en: El Simarilion, de Tolkien; el recuerdo que tengo de este libro, es un parque de cierta localidad de la Costa Brava, a la que iba a trabajar, en el que leí dos de sus capítulos. Sigo con más ejemplos: El camino, de Miguel Delibes, su lectura transcurrió entera en una biblioteca de mi barrio, por allá a principios de los ochenta; me gustó tanto, que una vez leído me lo compré. Northumbria, el último reino, de Bernard Cornwell, me hizo compañía durante una semana en la habitación de un hospital, donde estuve ingresado en junio del 2009. Me alquilo para soñar, de Gabriel García Márquez; este me recuerda a una amiga muy especial, que fue quien me lo regaló. Demian, de Hermann Hesse, que fue el motivo de mil conversaciones con un buen amigo, a mediados de los años ochenta, y además significó el descubrimiento de este colosal autor. Historia de Roma, de Indro Montanelli; recuerdo que lo compré en la desaparecida librería Canuda, y de una conversación con uno de los dueños. El nacionalismo negro en Estados Unidos, de Theodore Draper, me recuerda mi etapa de estudiante, en la Escuela Industrial de Barcelona; un ensayo ahora descatalogado, y muy interesante por cierto. En busca del unicornio, de Juan Eslava Galán, que me recuerda al propio autor, al que conocimos personalmente Oscar, Eugeni y un servidor, en una tarde de otoño en Barcelona. Y seguiría y seguiría hasta completar toda mi biblioteca. En resumidas cuentas, el valor de nuestros libros es personal e intransferible, y por ello, incalculable.

Un saludo.

viernes, 13 de diciembre de 2013

EL ÁRBOL DEL AHORCADO Y OTROS RELATOS DE LA FRONTERA. Dorothy M. Johnson

Aquí tenemos el quinto volumen de esta magnífica colección Frontera, la cual nació a finales del año 2011, con la publicación del excelente Indian Country, de Dorothy M. Johnson. Nos volvemos a encontrar con esta gran escritora norteamericana en este nuevo libro de relatos. Y como viene siendo habitual en la colección, el libro adopta como abanderado un relato llevado a la gran pantalla por Hollywood; se trata nada menos que de El Árbol del ahorcado. El film lo dirigió Delmer Daves en 1959, con Gary Cooper, María Shell, Karl Malden y Ben Piazza como actores principales. Más que relato, se trata de una magistral novela corta que ocupa la última tercera parte de este volumen de unas trescientas páginas. Pero empecemos por el principio. Ya de entrada, el primer relato con que nos encontramos: La hermana perdida, es una auténtica obra maestra; de una temática especialidad de la autora: la relación entre indios y blancos (tema preponderante en Indian Country); y con una segunda temática que está fuertemente presente a lo largo de todo el libro desbancando a la primera: las mujeres y los niños en el difícil mundo de la Frontera. Sobre todo las mujeres blancas, son las auténticas protagonistas de esta estupenda colección de relatos. Mujeres duras y fuertes, que lo son y descubren que lo son, mujeres sufridas, mujeres con una pistola escondida en el vestido; mujeres en fin, pioneras en un ambiente hostil. Los niños, y en algún relato niñas, como apunté antes, también tienen en esta ocasión un cierto peso específico importante. En la reseña de Indian Country, ya hablé de niños que tienen que crecer y hacerse hombres antes de hora; en este libro el tema se potencia con varias muestras, como en los relatos: El regalo junto a la carreta y Tiempo de grandeza, dos auténticas joyas, también con vitola de obras maestras. Con todo esto, nos encontramos con algo inaudito, al menos para mi, historias del "salvaje" Far West protagonizadas (o con un papel destacado en la trama), por mujeres y niños. Otras cosas dignas de mención serían, el humor y la ironía de Bandido improvisado, y una historia crepuscular ambientada a principios del siglo XX, en el relato El hombre que conoció a Buckskin Kid; dos joyas "imperdibles", que despiertan una sonrisa en el lector.
Poca acción debe de  haber aquí, pensará más de un lector, y así es en verdad. El lector o lectora que se acerque a este libro buscando la acción a raudales que habitualmente encontramos en las películas del Oeste Americano va mal encaminado/a. En las historias de la Johnson pocos disparos hay. A esta escritora lo que de verdad le interesa es el corazón de sus personajes, y lo demuestra con maestría, con buen dominio de la psicología y una sensibilidad especial a la hora de trazar a esos personajes y sus relaciones entre ellos. En este orden de cosas, la autora también muestra a través de sus heroínas, un corazón femenino que gusta de las historias románticas; el caso más ilustrativo, de este aspecto es la misma El Árbol del ahorcado.
Dorothy M. Johnson
Johnson es agradable de leer, escribe con claridad y una gran precisión, con buenos diálogos, personajes y situaciones creíbles, y con un repertorio amplio en cuanto a sentimientos y evocaciones. Utiliza bastante, y siempre con acierto, la técnica de la explicación retrospectiva o flashback. La fidelidad histórica de su obra esta fuera de toda duda, lo que añade un valor documental a su obra. Sobre esto último, podríamos poner un brillante ejemplo: el asentamiento minero de Skull Creek, en El Árbol del ahorcado. Dicho sea de paso, la fidelidad histórica es común a todos los autores que de momento han pasado por esta colección Frontera de la editorial Valdemar.
Dorothy M. Johnson (1905-1984), nació en el estado de Montana, cuyos territorios aparecen continuamente en sus relatos. Gano importantes premios, y participó en los guiones de las películas que se inspiran en varios de sus relatos. Era y es muy respetada y admirada tanto en el mundo del cine como en el literario.

Un saludo.